En los Liceos Marta Brunet y Narciso Tondreau de Chillán se realizó el lanzamiento regional de la Guía de Recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales. Dicha guía fue elaborada por el Ministerio de Salud (Minsal) con el objetivo de poner a disposición de las comunidades educativas, estrategias que han demostrado ser útiles y efectivas para el abordaje de ese tipo de conductas.
La actividad fue encabezada por la seremi de Salud, Marta Bravo, y su par de Educación, Felipe Rössler, quienes valoraron que esta información esté disponible para estudiantes, profesores, padres y apoderados. “Invitamos a las comunidades educativas a trabajar en conjunto esta temática de prevención del suicidio, para que nuestros equipos de salud mental se ajusten a cada realidad particular e ir en ayuda de quienes lo necesiten”, afirmó Bravo, añadiendo que en 2018 se presentaron 62 casos de sintomatología suicida de edades entre 10 y 18 años, siendo asistidos oportunamente. “La segunda causa de muerte en adolescentes en el mundo y el país, por lo que es una situación de la cual noe estamos haciendo cargo como lo ha encomendado el Presidente Sebastián Piñera”, acotó Bravo.
Por su parte, Rössler apuntó que la guía del Minsal busca generar algunos hábitos y conductas en los alumnos “que prevengan decisiones tan drásticas como el suicidio. La idea es orientarlos, para que se sepan que tienen una red de apoyo para salir de algún problema, y no tomar este tipo de decisiones”.
Ambos liceos serán recintos piloto de esta estrategia en Ñuble, iniciándose el trabajo con una charla explicativa en la que participaron cien alumnos y alumnas. el Ministerio de Salud a través del Programa Nacional de Prevención del Suicidio, dispone de mecanismos de acompañamiento técnico y coordinación de las derivaciones a la red de salud que se realicen utilizando el protocolo propuesto por la guía, estableciendo un sistema de priorización de acuerdo a la gravedad del riesgo, el cual anteriormente no existía.
La guía permitirá a las comunidades educativas y los equipos de salud, disminuir las acciones aisladas, descoordinadas y sin efectividad probada para prevenir la ocurrencia de suicidio en estudiantes.
Bravo agregó que se proponen acciones para comprender que el problema del suicidio no es un fenómeno aislado en un o una estudiante, sino que es el resultado de diferentes factores que se interrelacionan, y donde la comunidad educativa en su totalidad puede jugar un rol esencial en su prevención. De esta forma, tanto los y las estudiantes y sus familias, docentes, asistentes de la educación, el equipo directivo e inclusive las redes comunitarias de la escuela o liceo debieran ser participantes y al mismo tiempo beneficiarios de las acciones que se emprendan.
El documento busca promover como punto de partida la existencia de un clima escolar protector donde prime el respeto, el apoyo social, la inclusión y el cuidado mutuo. La prevención del acoso escolar y del ciberacoso, y la generación de espacios de participación para los estudiantes son parte de ello.
Además su finalidad es promover el bienestar psicosocial y el desarrollo de habilidades socioemocionales para todas y todos, incluyendo a los profesores y asistentes de la educación; y entregar información real y clara sobre la conducta suicida. Alrededor de este problema existen una serie de mitos y mucho estigma asociado que impiden detectarlo a tiempo y atenderlo. Por ejemplo, pensar que solo se hace para llamar la atención, que son cosas de la edad, o que solo los especialistas pueden entregar ayuda en estos casos.
Por ello, se pretende enseñar a toda la comunidad educativa a reconocer señales de alerta de conducta suicida y saber dónde buscar ayuda, para sí mismo o para los demás. Esto es, que todos sepan al interior de una comunidad educativa a qué prestar atención y cómo hacer para ayudar a las personas afectadas. De esta forma, cualquier integrante de la comunidad educativa podrá dar un primer apoyo y ayudar a estudiantes en riesgo de suicidio (ver anexo Señales de alerta).
Asimismo, busca definir protocolos de acción seguros y oportunos que indiquen como proceder ante la detección de un estudiante en riesgo, la derivación a la red de salud, y situaciones de intento de suicidio o fallecimiento de un integrante de la comunidad educativa. Para cada uno de ellos, la guía entrega en detalle el paso a paso sobre cómo actuar.